Además, es necesario que en el mundo se invierta, en los próximos 15 años, aproximadamente 90 billones de dólares en infraestructura nueva, principalmente en los países en desarrollo y de ingreso medio.
Para el año 2050, habrá que alimentar a 9 mil millones de personas y al mismo tiempo se tendrá proporcionar electricidad para mil 100 millones de seres humanos, prepararse para tener 2 mil millones de nuevos habitantes urbanos, reducir la huella de carbono de las ciudades y mejorar la resiliencia urbana, mientras se lleva a cabo el proceso para ir disminuyendo el uso de combustibles fósiles.
Por eso es urgente tomar las mejores decisiones con relación a las obras de infraestructura, que promuevan un desarrollo con bajas emisiones de carbono y sean resistentes al cambio climático.