La literatura suele reflejar la vida. Incluso las obras de ficción tienen ciertos aspectos que la relacionan con el mundo en que vivimos. Al fin y al cabo, se escribe sobre lo que se conoce. Por eso, un texto crea controversia cuando está fuera de los parámetros de pensamiento aceptados en términos de religión, política o temas sociales. A veces, esas obras son tan radicales que los gobiernos, la iglesia o las instituciones los catalogan como libros prohibidos que nadie debería leer.
Hay ejemplos de esto que parecen bastante evidentes. Por ejemplo, “Lolita” de Vladimir Nabokov con el reflejo de una niña precoz y su amorío con su padrastro. O “Granja Animal” de George Orwell que describe con animales un retrato del sistema gubernamental corrupto de Rusia. Sin embargo, no todos los libros prohibidos en algún momento son tan obvios como los siguientes…