Los Cullen en Guadalajara
Cuentan que en el siglo XIX llegó a Guadalajara, Jalisco, un hombre muy rico que siempre vestía de negro pero que sólo salía de noche. Se llamaba Jorge, era europeo y misterioso. Vestido de negro, solía pasear de noche por las calles oscuras y vacías. Al mismo tiempo que llegó a la ciudad, empezaron a aparecer, primero, animales muertos y, luego, personas. El pánico se apoderó de la gente porque en ambos casos, las víctimas tenían dos orificios en el cuello. Se esparció el rumor de que había un vampiro.
Un cura fue a su casa, realizó un exorcismo y el vampiro se debilitó, momento que aprovechó un joven para clavarle una estaca. Lo enterraron en el panteón de Belén. Meses después la lápida se rompió y creció un camichin –la estaca que usaron estaba hecha con madera de ese árbol– grueso, de raíces profundas. Cuenta la leyenda que el día que el árbol sea cortado o sus raíces rompan por completo la lápida, don Jorge regresará para tomar venganza contra aquellos que lo apresaron. Por ello está prohibido abrir la tumba.