Ante esta situación, es importante aliviar la sobrecarga del cuidador con psicoeducación y grupos de autoayuda. Además, a los familiares del enfermo se les debe ayudar a aceptar que realmente está afectado, brindarles orientación y acompañamiento durante los periodos del padecimiento. Sobre todo, “debemos tomar conciencia de que entre más envejecida sea la población, mayor posibilidad hay de desarrollar Alzheimer”, concluyó.
Por otra parte, datos de la OMS indican que 60% de las personas que sufren demencia viven en países de ingresos bajos y medios, por lo que las familias de las personas afectadas y sus cuidadores son afectadas de manera abrumadora. A menudo surgen presiones físicas, emocionales y económicas, que pueden causar mucho estrés a las familias y los cuidadores, que necesitan recibir apoyo por parte de los servicios sanitarios, sociales, financieros y jurídicos pertinentes.