“Conforme avanza la enfermedad se verán comprometidas funciones como el lenguaje, la capacidad de entender y comprender, de resolver y planear actividad, así como de reconocer personas y objetos. También, hay cambios en la conducta y la personalidad, hasta que el afectado deja de ser funcional y autosuficiente”, subrayó.
La académica universitaria expuso que no existe una cura para el Alzheimer. “Los tratamientos sólo son un paliativo de los síntomas y para mantener por el mayor tiempo posible la funcionalidad de los pacientes, que irremediablemente necesitarán apoyo de otras personas en su vida cotidiana”.