La Línea Sacra termina en Israel, en el Monasterio del Monte Carmelo en Haifa, llamado Stella Maris. Este lugar es venerado desde la antigüedad, y su construcción como santuario cristiano y católico se remonta al siglo XII. Ahí fue donde el profeta Elías se enfrentó a los sacerdotes de Baal y Asera, para convencer a los israelitas de que debían creer en Dios. En las historias de Elías coinciden por igual a cristianos, drusos, judíos y musulmanes. El centro del convento lo ocupa el santuario de la Virgen del Carmen. Debajo del altar está la gruta del profeta Elías, lugar en el que se refugiaba. Inspirándose en la figura de Elías surgió la Orden de los Carmelitas, que cuenta entre sus miembros a santos como Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Teresa del Niño Jesús y Teresa Benedicta de la Cruz. La UNESCO declaró al monte reserva de la biosfera en 1996 y las cuevas ubicadas en el cerro fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 2012.
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