El tercer punto en la línea está en Normandía, Francia. Es Mont Saint-Michel, otra isla mareal. Cuenta la leyenda que en el año 708 San Auberto, obispo de Avranches, construyó un oratorio dedicado a San Miguel, tras habérselo pedido personalmente el Arcángel en tres apariciones sucesivas en sueños. Durante la construcción, el prelado envió a dos canónigos en busca de reliquias de San Miguel. Se asegura que llevaron un trozo de su capa roja y un pedazo de mármol sobre el que el arcángel había puesto su pie. El lugar se hizo famoso porque los enfermos que lo visitaban quedaban sanados. En la parte superior de la torre de la abadía hay una imagen del Arcángel San Miguel matando al dragón del Apocalipsis. Los reyes franceses, hasta Carlo Magno, dedicaron su reinado a San Miguel. Dicen que, de los santuarios dedicados a San Miguel, es el segundo más importante del mundo y es patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1979.
