Según los estándares hollywoodenses, una película debe de durar una hora y media o dos horas. Pues, sino, el público comienza a desesperarse y no le pone la suficiente atención. Hitchcock en La soga (Rope, 1948), lo hizo a tiempo real, durando la película exactamente lo mismo que los acontecimientos que en ella se cuentan. No es lo normal, pues en una película se puede condensar en muy poco tiempo la vida de una persona, narrando acontecimientos que han tardado siglos en producirse. Puede también suceder todo lo contrario, como en las películas siguientes…
‘Ben-Hur’ es un corto, ‘El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey’, un entremés, y ‘Érase una vez en América’ es dos veces buena porque es breve. Y es que si comparamos las siguientes películas con las de mayor metraje de la historia del cine (experimental, en la mayoría de casos) nadie diría que se hacen largas.