El día que su esposa le pidió que posara para ella con un vestido:
Gerda llevaba varias semanas pintando un cuadro, pero la modelo le faltaba constantemente y no podía terminarlo. Desesperada y en total confianza, le pidió a Einar que posara con un vestido para poder avanzar en la pintura. A partir de ese momento Lili empezó a sentirse un poco más cómoda en el cuerpo de Einar, pues vestirse con ropa de mujer y comportarse como una es lo que en realidad su alma le gritaba ser.
“No puedo negar, por extraño que parezca, que disfruté vistiendo ese disfraz. Me gustó el tacto de esas suaves telas”, “Desde el primer momento me sentí como en casa dentro de ese atuendo” escribiría años después en su diario.