En 1997 Eva, anteriormente llamada Richard Hernández, era un hombre normal que trabajaba como gerente en un banco en Estados Unidos, hasta que una mala noticia cambio su vida por completo. Richard Hernández fue diagnosticado con VIH, lo que lo hizo cambiar su forma de ver la vida. Decidió que si iba a morir no quería que fuera en forma de humano, si no que en forma de reptil.
Artículo anterior¡Sólo para mujeres! Emergencias de belleza y cómo solucionarlas