En la Tierra hemos encontrado organismos en lugares extremos. Robert Scott, conocido, entre otras cosas, por explorar la Antártida, escribió que, ahí, no había encontrado vida. Según sus anotaciones, no había señal de vida alguna. Ni musgo ni liquen.
Sin embargo, hoy en día sabemos que en la superficie congelada de la Antártida crecen y se desarrollan microorganismos. También hemos encontrado bacterias desarrollándose en fuentes termales con temperaturas al punto de ebullición, organismos en los bosques de Taiga que soportan temperaturas bajo cero y criaturas marinas viviendo en el fondo de la fosa de las Marianas.
El consenso general es que para que la vida se desarrolle se necesita agua. A pesar de ello existen teorías de organismos existiendo en ambientes que carecen de agua. Como en Titán, otro satélite de Saturno, que podría tener vida que, en lugar de agua, use metano.